jueves, 5 de marzo de 2009

Crónicas de un viaje (V)


El regreso

Después de la extenuante jornada, nuestro cuerpo pedía algo de reposo y sosiego. Era poco más de la una cuando pisamos el aeropuerto, y aún nos quedaban varias horas por delante antes de tomar nuestro vuelo (que saldría a las 7:20 am).
Fue así como, haciéndonos hueco entre el resto de viajeros, nos dispusimos los nueve frente a una pared. Tumbados sobre el equipaje y arropados con los abrigos tratamos de conciliar el sueño en la terminal –algunos lo consiguieron y otros no; inclúyanme dentro de este grupo -.
Mi rato lo pasé recorriendo las estancias del aeropuerto, con idas y venidas al toilet; con el único propósito de calentar mis manos en los secadores de aire (tal era el frío que estaba pasando!!).
Los amigos fueron despertando y llegó el momento de retirar nuestros billetes. Una vez más nos sometimos al control policial. Detectores que pitan –hay quien olvidó sacar su móvil del bolsillo, verdad Bruno?-, cacheos, etc, etc.
El resto del viaje lo vivimos entre un estado de ensoñación y vigilia transitoria.
Compartimos el último almuerzo en un Bocatta, con la exclusividad de ser atendidos sólo nosotros, y ningún cliente más.

Y retorno hacia Granada. Ésta nos recibió bajo un cielo lluvioso y revuelto. Todo el agua que no nos había caído en Reino Unido lo cobramos a nuestra llegada.
Habíamos arribado a casa. Con miles, millones de aventuras a nuestras espaldas, era momento de hacer balance, recapitular, rememorar y dejarse llevar por un sueño reparador.



No hay comentarios:

Publicar un comentario