miércoles, 17 de octubre de 2012

Rotante sistémica

La alarma del reloj suena; y apenas despuntan los primeros rayos de sol. Granada amanece entre húmedas calles rociadas por aguas públicas. La jornada comienza temprano con sesiones clínicas que ocupan el inicio de la mañana. En ocasiones, hay suerte y tiempo suficiente para compartir un buen café.

Gran parte de la carga asistencial se concentra en las consultas. Allí es donde comencé... todo un reto para mí. De un lado, las diferencias en el manejo del paciente respecto a la planta de hospitalización (tiempos de actuación, enfoque clínico, seguimiento terapéutico...). Del otro, la dificultad añadida de tratarse de un campo de la patología que en gran medida desconozco.
Afortunadamente, el soporte humano facilita mucho el trabajo. El ambiente laboral es cordial y distendido; y no ha resultado complicado encontrar mi lugar en este nuevo entorno.
Tampoco deja de ser peculiar la sensación de estar en casa y sentirse forastera. El reencuentro con viejos compañeros de facultad y antiguos maestros de la Medicina favorece la integración y el desarrollo del quehacer diario.

A día de hoy, nos encontramos rotando por la sección de Enfermedades Sistémicas cuatro residentes: tres de ellos pertenecemos a otros hospitales. Hemos creado un grupo muy simpático y diverso.
Las cañas están a la orden del día. El tapeo se ha convertido en las últimas semanas en mi sustento y dieta habitual. Las relaciones sociales raramente se forjan sin aperitivo de por medio ^+^

La experiencia, positiva en todos los casos, es un puente al aprendizaje y el crecimiento personal. 
El estudio y la preparación de casos y artículos se combinan con los momentos de ocio y vida social.
La convivencia, además, está siendo todo un desafío y puesta a prueba particular. Una gran oportunidad para fortalecer la paciencia y acrecentar la tolerancia. De momento, sin quejas reseñables... ¡¡Seguiremos informando!!