martes, 10 de agosto de 2010

Un Soplo de Vida

Aquella primera vaharada que penetra y acoge el pecho del recién nacido, es la misma que -como un suspiro- abandona al individuo. Es ése el mismo hálito que separa vida y muerte.

La respiración cede. Y en ese aire que se escapa, también huye nuestra alma, nuestro espíritu, nuestra esencia.
En ese frágil equilibrio oscilamos, entregando en cada exhalación una parte de nosotros.


Para quienes lidiamos diariamente con la enfermedad, el trabajo no siempre resulta fácil. Uno tiene que enfrentarse con frecuencia a multitud de dilemas personales, éticos y morales. Surge la confrontación de pareceres, ideas y principios en el entorno del paciente. El personal sanitario debe aceptar y reconocer la muerte como proceso inherente a la vida; teniendo el deber de transmitirlo a quienes velan por el bienestar del enfermo. Muerte no es sinónimo de fracaso. Simplemente, el cuerpo se agota, se rinde y se entrega.

En la práctica clínica, la exigencia por parte de los familiares es -en ocasiones- desmesurada. La presión ejercida nos lleva a tomar decisiones y emprender acciones diagnóstico-terapéuticas inútiles y sin esperanza ("encarnizamiento terapéutico").
El profesional sanitario tiene que asegurar el alivio del dolor y mantener la calidad de vida de sus pacientes.

Nos empeñamos demasiado a menudo en evitar un desenlace ineludible.
Posiblemente, aún no hayamos llegado a comprender que formamos parte de un ciclo que tiene un principio y un fin; que es la cesión de ese aliento que nos sustenta y se renueva.

domingo, 1 de agosto de 2010

Bella Lombardía (II)

Un paseo norteño

De historia y cultura ancestrales, Italia es un país que a nadie deja indiferente. La majestuosidad y grandeza de sus construcciones arquitectónicas, su característica gastronomía, el clima mediterráneo; es fácil dejarse seducir por la belleza de su naturaleza y el esplendor de su arte.


Los días posteriores los dedicamos a conocer las ciudades circundantes. Nos sustentamos a expensas de caffè macchiato, brioches, pizzas, pasta y helados. En este recorrido en pareja nos convertimos en auténticos nómadas urbanos. A mi hermano le confío lo referente al idioma y la comunicación interpersonal -para algo estudió italiano en Bachillerato-. Yo asumo la organización del viaje (que no es poco) y el cuidado de mi semejante.
Caminamos. Retratamos aquellos momentos que consideramos irrepetibles. Continuamos caminando. Cada jornada culmina con los pies lacerados y el cuerpo exhausto. Cada amanecer nos sorprende con una nueva lesión pruriginosa (malditos mosquitos italianos!!!!!).


Segundo día: Turín (Torino). Situada en la vecina región del Piamonte. Entre los lugares de interés, destacan la Mole Antonelliana, la Piazza San Carlo, el Palazzo Reale, la Catedral, la Piazza Vittorio Veneto y el Monte dei Cappuccini. Tan sólo a una hora y 50 minutos de Milano, es una localidad que merece la pena conocer.

Tercer día: Bérgamo. De nuevo en la región lombarda. Ésta es, sin lugar a dudas, la mejor ciudad de todas las que hemos tenido la oportunidad de conocer en esta ocasión. En ella, es imposible no admirarse del hermoso contraste que ofrecen las dos partes de la ciudad (Città Alta y Città Bassa). Colina y llanura sustancialmente diferentes pero unidas. El recorrido de la Ciudad Alta marca nuestro objetivo. La subida en bus y funicular y el descenso a pie nos ofrecen una visión completa de los paisajes y ambientes. Se trata de un espacio rico en historia y testimonios del pasado. El estilo medieval de sus torres y calles fascina a cuantos la recorren.

Cuarto día: Pavía. Apenas 25 minutos de tren nos separan de esta capital situada al sur de Milano. Somos recibidos en una atmósfera de lluvia y aguacero que, limitados en el tiempo, dan paso a un ambiente cálido y soleado. Ciudad fácilmente transitable. Resulta reconfortante el paseo a orillas del río Ticino.


Y tras este breve peregrinaje por tierras lombardas, regresamos a Milán. Allí, después de 10 horas aeroportuarias, lectura incesante y un estado de duermevela, embarcamos de nuevo rumbo a España; nuestro hogar.

Bella Lombardía (I)

La travesía

Nunca pensé que la vida de las abejas -seres eusociales- pudiese interesarme tanto; sus conductas, "danzas" y formas de comunicación con el resto de miembros de la colmena. Absorta, escucho con atención la explicación magistral.
Entonces me recuerdo de niña, imaginándome experta zoóloga analizando el comportamiento animal en cualquier punto de la sabana africana... Un sueño que, a pesar del transcurso del tiempo, aún se aferra con fuerza y del que es difícil escapar.

Conversaciones sobre Ciencia y lectura marcan el inicio de nuestras andanzas por tierras lombardas. Un viaje que, sin duda, estará marcado por las risas, las anécdotas, los malditos mosquitos chupa-sangre y una buena dosis de paciencia.
El trayecto hacia Madrid transcurre sin sobresaltos, únicamente retrasado por motivos de tráfico. La T1 de Barajas nos acoge; comienza una larga espera. La misma que nos priva de sueño y comodidad. Me alegro de ser joven... estos cuerpos lo aguantan todo!!!

Tocamos tierra. Estamos en Milán. Un viejo y estridente metro nos traslada hacia nuestro destino: el hotel. Sinceramente, creí que sería una habitación de mayor envergadura, que no cobrarían por hacer uso del aire acondicionado y que el desayuno estaría incluído...

La ciudad no sorprende demasiado. Il Duomo, la Galería Vittorio Emmanuelle, el Palacio Real, el Jardín Público, el Castillo Sforzesco... Un paseo por los puntos turísticos de mayor interés nos da una idea del estilo y el ambiente cosmopolita de la urbe.
Destaca la abundante población inmigrante, el gris plomizo de los edificios, el acelerado ritmo de los milaneses y los WC "públicos" con cobro de entrada (muy típico en Italia).

Cerramos la jornada con un buen gelatto italiano y nos retiramos a descansar. El viaje ha sido extenuante, y aún quedan varios días por delante. De hecho, esto no es más que el comienzo de una aventura que sólo acaba de empezar.