Pues sí, me gustan las guardias; aunque pensar en ellas a priori pueda incluso provocar cierto estado de ansiedad. Pero una vez te encuentras allí, cara a cara con el paciente; la experiencia llega a ser hasta divertida.
Internista y soñadora. Natural de un lugar llamado mundo. Creciendo, aprendiendo, compartiendo y dejándome sorprender
miércoles, 16 de septiembre de 2009
De Guardia
Pues sí, me gustan las guardias; aunque pensar en ellas a priori pueda incluso provocar cierto estado de ansiedad. Pero una vez te encuentras allí, cara a cara con el paciente; la experiencia llega a ser hasta divertida.
jueves, 3 de septiembre de 2009
Cuarto de Siglo
“Dibujando un corazón ¡¡qué regalo!!
Enseñaba su manera de sentir.
Ojos grandes, transparentes, para ver sus muñecos, cuentos, historias, dibujos animados,
la raya de un libro que sólo marcianos que vinieron para verla sonreír.
Me gusta verla entregada a la labor de la enseñanza a alumnos que imaginó.
Manos llenas de tiza y de creyón, que son diamantes para hacerse collares luminosos y pasear maquillada por la casa pensando que es mayor.
Niña que baila, niña que sueña, niña que mira y todo lo entrega.
Niña que vino pidiendo espacio, niña que juega y cuenta despacio.
Niña que canta, niña que pinta, niña que miente, niña sonrisa.
Niña curiosa, niña perdida, niña que vuela… Ojos de niña.
Cuando crezca seguiré oyendo su voz, como ahora suena cuando canta esta canción.
Seguirá con sus ojos de ilusión.
Niña que baila, que se sienta en la mesa con reparos,
y que nunca le gustan sus zapatos; una chiquilla dibujando un corazón.
Niña que vino pidiendo espacio, niña que juega y cuenta despacio.
Niña que canta, niña que pinta, niña que miente, niña sonrisa.
Niña curiosa, niña perdida, niña que vuela… Ojos de niña”.