domingo, 1 de agosto de 2010

Bella Lombardía (I)

La travesía

Nunca pensé que la vida de las abejas -seres eusociales- pudiese interesarme tanto; sus conductas, "danzas" y formas de comunicación con el resto de miembros de la colmena. Absorta, escucho con atención la explicación magistral.
Entonces me recuerdo de niña, imaginándome experta zoóloga analizando el comportamiento animal en cualquier punto de la sabana africana... Un sueño que, a pesar del transcurso del tiempo, aún se aferra con fuerza y del que es difícil escapar.

Conversaciones sobre Ciencia y lectura marcan el inicio de nuestras andanzas por tierras lombardas. Un viaje que, sin duda, estará marcado por las risas, las anécdotas, los malditos mosquitos chupa-sangre y una buena dosis de paciencia.
El trayecto hacia Madrid transcurre sin sobresaltos, únicamente retrasado por motivos de tráfico. La T1 de Barajas nos acoge; comienza una larga espera. La misma que nos priva de sueño y comodidad. Me alegro de ser joven... estos cuerpos lo aguantan todo!!!

Tocamos tierra. Estamos en Milán. Un viejo y estridente metro nos traslada hacia nuestro destino: el hotel. Sinceramente, creí que sería una habitación de mayor envergadura, que no cobrarían por hacer uso del aire acondicionado y que el desayuno estaría incluído...

La ciudad no sorprende demasiado. Il Duomo, la Galería Vittorio Emmanuelle, el Palacio Real, el Jardín Público, el Castillo Sforzesco... Un paseo por los puntos turísticos de mayor interés nos da una idea del estilo y el ambiente cosmopolita de la urbe.
Destaca la abundante población inmigrante, el gris plomizo de los edificios, el acelerado ritmo de los milaneses y los WC "públicos" con cobro de entrada (muy típico en Italia).

Cerramos la jornada con un buen gelatto italiano y nos retiramos a descansar. El viaje ha sido extenuante, y aún quedan varios días por delante. De hecho, esto no es más que el comienzo de una aventura que sólo acaba de empezar.




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