martes, 28 de abril de 2009

"... Y que dure mucho"

En Abril, no todo son lluvias. Este año, además, se ha presentado con puñados de arroz arrojados al cielo, burbujas de champagne y mucho baile.

Cada relación, cada romance, tiene su propia historia; pero el desenlace del capítulo es el mismo: una pareja que se une y unos convidados que lo festejan con ellos. 

En la celebración el sacerdote preguntaba a los asistentes cuáles eran sus deseos para los recién casados. "Que sean muy felices", "que se quieran siempre", ... " y que dure mucho"... Fue la respuesta de una pequeña de 13 años. 
Aquella frase cautivó de manera especial a la asamblea. A día de hoy, hasta los más niños se sorprenden ante la idea de que dos personas decidan unirse de por vida. Esas palabras resonaron como una súplica de quien pide un poquito de coherencia y ejemplo. Una crítica hacia la desestructuración familiar, social y moral. Un deseo de ver cumplido un proyecto común que firmaban bajo compromiso maduro y meditado.
Todos sonreímos ante la sencillez de aquella expresión. 

Entonando cantos y palmas,  llegan los abrazos, los besos y las felicitaciones a cada uno de los contrayentes.
El ambiente se endulza. Brotan la ternura, las lágrimas y el afán por hacerse poseedor del ramo de flores.

El banquete no es más que la excusa para continuar el festejo.
Mientras los esposos pasean por las mesas del convite, los invitados alzan la copa y brindan al grito de "¡¡Vivan los novios!!".


No hay comentarios:

Publicar un comentario