domingo, 21 de noviembre de 2010

Mirando al ayer



Hoy he vuelto a pasear por las calles de mi ciudad. Con aires de añoranza he realizado aquella misma ruta que solíamos recorrer las tardes de los miércoles. Una decena de jóvenes universitarios; termos, mochilas a la espalda y dulces. Café y calor para compartir.

Miles de historias y cartones de vino se amontonaban en cualquier pórtico, acera o plaza. El tiempo transcurría caprichoso aquellos días. Tardes de frío, soledades. Incompresión y prejuicios. Interrogantes miradas de los viandantes. Espontáneas trifurcas callejeras. SIDA, alcohol, marginación.

Fueron años de canto y baile por las calles; de tertulias de política y cultura.
Se convirtieron en rostros amigos con nombre propio. Relegados de la sociedad, castigados por las adversidades de la vida.

Hoy me pregunto por ellos... Muchos aún serán los eternos emigrantes del pasado. Otros se habrán rendido a su cuerpos castigados.

De cuando en cuando me encuentro buscándolos. Quisiera compartir de nuevo aquellas tardes sin techo.

1 comentario:

  1. Es necesario mirar el ayer (incluso el de otros) para entender el presente....

    No dejes de mirarlo, te ayudará a comprender el presente y te sensibilizará de cara al futuro. Así lo creo.

    Un abrazo,

    Patri Luna

    ResponderEliminar