Sant Cugat del Vallès (San Cucufato en castellano... :s) sólo me era conocida por ser centro de los estudios de Televisión Española en Cataluña. En estos días, se convierte además en escuela que acoge y nutre a un grupo de jóvenes procedentes de distintos puntos de la Península; entre los cuales tengo el privilegio de encontrarme. Se trata de crear un espacio que favorezca acrecentar conocimientos y la relación entre alumnos y profesores.
Son cuatro intensas jornadas de sesiones clínico-patológicas, magistrales conferencias, talleres prácticos y puestas en común. Hay cabida para el diálogo, la discusión científica, las experiencias profesionales y las vivencias personales. El comité organizador apuesta desde su inicio por la participación activa y la interactividad entre los asistentes.
Y el programa no defrauda.
Han sido, así mismo, días de convivencia e intercambio. Una oportunidad para compartir risas (muchas risas), comidas, fiesta, costumbres e idiosincrasia.
Barcelona vuelve a convertirse en lugar de encuentros y reencuentros. Centro neurálgico de nuevas amistades e inolvidables recuerdos... Quizá por ello es tan difícil despedirse de ella.
La mágica e incandescente noche de San Juan pone cierre a la semana. Entre destellos y pólvora asistimos -atónitas - a un particular juego de cartas.
La brisa del mar nos devuelve la ilusión. Entierro mis pies bajo la fría arena con la certeza de saber que si "no hay 2 sin 3", tampoco puede haber tres sin cuatro.
¡¡Te ha faltado dedicar este post al "Equipo M"!!
ResponderEliminarLa verdad es que lo pasamos bien, aunque queda ya un poco lejos. Ya nos encontraremos por congresos y cosas de esas, que vaya todo muy bien, Elena!
Besos