Un penetrante pitido rompe mi calma. Despierto.
Esa intensa pesadez en mis párpados... es la sensación de quien lleva durmiendo durante horas, y en la que el propio cuerpo se resiste a abandonar ese estado de somnolencia y descanso.
Trato de abrir los ojos, lenta y dificultosamente. Entonces descubro ante mí rostros que nunca antes había visto. Semblantes de sorpresa, duda, preocupación. Desvío la mirada hacia uno de los cabeceros de la cama, y encuentro una sonrisa. Gente que dialoga y discrepa. No alcanzo a reconocer ninguna de esas facciones que me escudriñan; no obstante, sus voces me son tan familiares!!!
Me siento fuera de mí. Analizo mi situación y mi estado.
Me encuentro rodeada de un incómodo cableado que mantiene mi cuerpo inmovilizado sobre la cama. Me afano en desprenderme de todo aquello, sin éxito. Tengo voluntad pero carezco de fuerza y energía.
Comienzo a percibir el aire enrarecido. No encuentro manera de escapar de allí.
Y de nuevo ese sonido, cada vez más penetrante y ensordecedor. Una multitud se agolpa en torno a mí. Percibo inquietud, desasosiego. Alguien me toma la mano y se me dirige con un habla tranquilizadora.
El tiempo se detiene. Noto fluir ardor en mis venas. Retorno a ese estado de letargo y relajamiento, esa placidez y serenidad por la que, una vez más, me dejo llevar.
todo bien?
ResponderEliminar