viernes, 15 de mayo de 2009

Es nombre italiano

Tras algunos meses de absoluto silencio ocurrió el reencuentro. 
Mis manos se deslizaron a lo largo de su delicado cuerpo, y el fino tacto de los dedos se estremeció al abrazarlo.
Su dulce y fresco sabor dominó cada uno de mis sentidos, haciéndome presa del más puro placer.
Disfruté de aquel paseo como nunca antes lo había hecho. Las calles se abrían a nuestro paso, y los semáforos en rojo parecían querer parar el tiempo a nuestro favor.
El color de la tarde adquirió otro matiz. Su presencia me inspiraba y me infundía un especial entusiasmo.
Mientras saboreaba gratamente cada recoveco de su artesana anatomía, pensaba en lo maravilloso de aquel momento. ¡¡Tanto lo había echado de menos!!
Fundidos en un mar de sensaciones, le hablé de mi partida. Ambos éramos conscientes de ser únicos, exclusivos el uno para el otro.
Me ofreció parte de su corazón -tierno y meloso-; y lo incorporé al mío.
Como reloj que anuncia las doce campanadas, tuvimos que separarnos.

Aquella despedida no sería definitiva. Sabía que, a mi regreso, volvería a encontrarlo; esperando, paciente, como tantas otras veces.

3 comentarios:

  1. Sólo quien habita en Granada posee la suerte de conocerlo y compartir con él agradables momentos.
    Muchos lo llaman Stracciatella... yo prefiero nombrarlo "Nata-Choc" ;)

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  2. Mmmm, en Málaga tampoco tenemos que envidiarte, aqui morimos por el Nutella, o es que ya no lo recuerdas?

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