lunes, 2 de diciembre de 2013

No hay más

"...No hay más imposibles que no verte, más mal sueños que perderte, no hay silencios que callen por ti.
No hay más ilusiones que tenerte, más riquezas que quererte; no hay un pobre más pobre sin ti. Si no estás, si tú no estás -mi vida-, no hay más..."

Hace apenas seis meses que Juan perdió a su esposa. Su pareja, su amor, su fiel compañera; la madre de sus hijos. Una mujer al cuidado de su familia. La luz y la vida para un hombre que se ha desvivido por los suyos, y que hasta entonces era puro derroche de entusiasmo y vitalidad. Quienes mejor le conocen aseguran que "no volvió a levantar cabeza". Fue un duro golpe su pérdida.

Pese a todo, Juan no está solo. Tiene unos hijos (y sus nueras) que se han hecho cargo de sus cuidados; y quienes lo acompañan ininterrumpidamente en cada uno de sus ingresos de los últimos meses. "Soy un afortunado" -reconoce-. 
La mañana de su alta bromeaba con el equipo médico equiparándolo a una orquesta musical (la residente de último año sería la directora ^+^). A todos gustaba su forma de ser, abierta y risueña.

Acudía puntualmente a cada cita en la consulta, y consta que era un paciente buen cumplidor del régimen terapéutico y de las medidas higiénico-dietéticas. En cada conversación encontraba lugar y momento para hablar de su esposa. De sus ojos emanaba entonces una profunda tristeza, y su voz entrecortada era expresión de pérdida y soledad. Se generaban imprevistos silencios de recuerdo y evocación.

Los últimos ingresos hicieron mella en un cuerpo ya desgastado por los años y la enfermedad. Su familia continuó siendo el mejor apoyo para Juan, que parecía ir abandonándose en cada una de sus asistencias hospitalarias.
Como en cada una de las ocasiones anteriores, encontrarlo ingresado de nuevo fue algo inesperado y sorpresivo. Apenas irreconocible en esta situación, el deterioro era evidente y manifiesto. 
Juan había regresado para despedirse esta vez. Quizá su vida había dejado de adquirir sentido ante la falta de quien fue su compañera y amiga por más de medio siglo, el auténtico motivo de su existencia.
Quienes les conocieron aseguran que eran el uno para el otro; ejemplos de amor y entrega mutuos. Vidas sin las cuales no hay más.





1 comentario:

  1. Elena, ¡qué emocionante!
    Enhorabuena por haberlo vivido y haberlo descrito tan bien. Besos.

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