Hablemos de sueños y esperas. De nuestras idas y venidas. De lo aprendido, vivido y degustado.
Hablemos de encuentros y presentaciones. De viajes, danzas y paseos condales. De ruidos, gritos, insomnio.
Hablemos de los recuerdos y las risas. Del idioma, la familia, la historia. De tus aflicciones y nuestras preocupaciones. De "lo que quieras, pero hablemos... Que hablando pasan los días que nos quedan para irnos..."
Elena, ¡fantástica reflexión! Hay que hablar siempre para compartir alegrías, deseos, inquietudes, sueños... Un beso fuerte y hasta muy pronto.
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