jueves, 20 de agosto de 2009

Granaínos por Europa (III)

Perspectivas

De igual manera que Escher en sus dibujos, así nosotros hemos conocido el norte de Europa desde diferentes perspectivas.

Acostados en el suelo, sobre hierba o la arena, se descubre el azul inmenso. Ese que revela nuestra naturaleza frágil y diminuta. Cierras los ojos y alcanzas un estado de auténtica relajación. La brisa, el sol, el cielo... es un buen momento para evadirse y meditar.

A vista de pájaro se observa el mundo desde el avión. Un mundo finito y diverso, ajeno a su propia vulnerabilidad. Seguimos subiendo, y una alfombra de algodón se extiende sobre nuestros pies. Estamos literalmente en las nubes.

La frescura de la brisa norteña acaricia nuestros rostros. Se siente la libertad y nos embarga la vitalidad. Tenemos el control sobre nuestro propio rumbo. Pedaleando vemos venir la vida de frente. Te admiras, porque el entorno adquiere otro matiz; y las circunstancias se relativizan.

De espaldas al camino, el traqueteo de un tren nos muestra los paisajes de pasada. Inquieta no saber lo que está por venir. "Como la vida misma", pienso. Y me gusta tener presente que lo inesperado llega, y te sorprende.


Evadirse. Relativizar. Inquietarse y admirar.
Aprender conviviendo y disfrutar compartiendo.

Una vez más, el viaje se convierte en una nueva ocasión para sorprenderse, conocer y continuar creciendo.

Seguiremos en camino ^+^

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